Enseñanza en dos lenguas: Día del Maestro

Publicado el 15 Mayo 2018
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Dar una educación de calidad, eficaz, que forme hombres y mujeres conscientes de su origen e identidad, son algunas de las claves para ser un buen profesor. Esto es lo que asegura Gilberto Díaz Hernández, de origen náhuatl, quien desde hace 46 años se dedica a la docencia y que hoy en el marco de la conmemoración del Día del Maestro es digno de reconocer.

Originario de Ixhuatlán de Madero, en el norte del estado de Veracruz, el profesor Díaz fue el cuarto de siete hermanos, sus padres de origen indígena, se dedicaban al campo, "de niño yo recuerdo que fui muy feliz, disfrute mucho mi infancia, en mi memoria tengo cuando mis hermanos y yo hacíamos nuestros propios juguetes”, relata mientras se le dibuja una sonrisa en el rostro.

El maestro veracruzano destaca que su interés por cursar la carrera de pedagogo, surgió durante su adolescencia cuando a los 17 años aprendió a hablar español, ya que su lengua materna es el náhuatl, “yo quería que los niños como yo, de origen indígena, sin importar que no hablaran el castellano tuvieran las mismas oportunidades de aprender”.

Las personas de origen indígena, nunca debemos olvidar nuestras raíces y siempre tenemos que sentir orgullo de ellas. "No hay que sentir vergüenza de decir de dónde venimos, hay que recuperar nuestra historia, filosofía, ciencia y sabiduría, esos conocimientos nos van ayudar para tener un mundo mejor" señala.

El profesor quien ha dado clases en diferentes niveles educativos tanto en español como en náhuatl, destaca que hay muchos niños y niñas de origen indígena que necesitan aprender las diferentes asignaturas en su propia lengua.

Actualmente Díaz Hernández, imparte talleres de náhuatl en la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades, SEDEREC; además de ser asesor académico de la Dirección General de Educación Indígena de la Secretaría de Educación Pública, SEP.

Con gran júbilo, refirió que entre sus experiencias como docente, la que más recuerda, fue cuando estuvo como director en la misma primaria donde estudió, "cuando llegue a esa escuela, me reencontré con maestros que yo había tenido y tomé la misión de aplicar un modelo educativo bilingüe donde los niños aprendieran en náhuatl y en español” Además de su gran vocación por la enseñanza, es amante de la literatura y la poesía, ha escrito dos poemarios cada uno con 60 escritos. También es coautor en varios libros de la SEP, enfocados a temas educativos sobre la lengua y la cultura.

Dice que este año se jubila, no obstante, su vocación lo seguirá motivando a dar clases a niños, jóvenes y adultos en su lengua materna, el náhuatl.

Finalmente al preguntarle como desea que lo recuerden sus alumnos, concluye: “quiero ser recordado como alguien que puso el corazón en cada aula, orgulloso de su origen y que formó nuevas generaciones con sed de nuevos conocimientos”.